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Partido bonito. ¿Qué digo bonito? Precioso. Sobre la pista, las dos mejores selecciones de la historia en un partido vibrante con todo lo que se puede pedir: esfuerzo físico, técnica, táctica y goles. No muchos, pero 2-2 al final del tiempo reglamentario.

Los 10 minutos de prórroga no consiguieron decantar la balanza hacia ninguno de los dos contendientes y en los penaltis, Brasil hizo gala de su eficacia y se hizo con el título finalmente. Mi enhorabuena.